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Ciertamente, los conocedores y simples entusiastas de la gracia equina se encontrarán absortos en el banquete visual presentado a través de la lente de Eugenio García durante una reciente estancia en Rancho San Miguel, ubicado en los exuberantes paisajes de La Guácima.

Sumérgete de lleno en la narrativa resumida en cada fotograma, registrando la vitalidad palpitante y el ritmo sincronizado de la “doma vaquera con garrocha”. Este ballet ecuestre, legado a los horizontes latinoamericanos por los pioneros españoles, baila vibrantemente en el corazón de Costa Rica, narrando historias tejidas a partir de hilos de rico legado cultural y la camaradería primordial compartida entre el hombre y el corcel.

La doma vaquera con garrocha, que surgió inicialmente como una técnica de entrenamiento rudimentaria concebida en las zonas pastorales para acondicionar los équidos de trabajo, se transformó gradualmente y se desarrolló en un ballet de sofisticación y fluidez simbiótica entre el caballero y su fiel montura. Los arcanos de esta forma florecen en la meticulosa coreografía regida por cadencias precisas, transiciones fluidas y señales matizadas, que personifican el cenit de la unidad que se puede lograr a través de incesantes temporadas de dedicación y trabajo.

La garrocha, un bastón alargado adornado con un gancho en su extremo, introduce una dimensión adicional de complejidad en este tapiz viviente. Su hábil manipulación exige del jinete una apoteosis de equilibrio y coordinación, fomentando un lienzo de maniobras complejas que incluyen la recuperación de objetos y la guía del ganado, resonando mientras la poesía visual de pura habilidad cristaliza a través del prisma de esta venerable herramienta.

En el ámbito de la garrocha reina la minuciosidad. Un simposio de control absoluto sobre la cinética personal se combina con la comprensión empática de los movimientos del corcel, fomentando una entidad armoniosa que reverbera con gracia. Aquí, cada gesto encuentra su eco y cada intención resuena con una sinergia fluida, articulando una danza celestial donde el caballo y el jinete respiran como uno solo, encarnando el epítome del aplomo y la elegancia.

De hecho, este ballet ecuestre va más allá de una mera demostración de destreza física. Se convierte en un profundo homenaje, un himno al rico tapiz de la historia arraigado en los latidos ancestrales de las regiones que considera hogar. Aquí, la esencia vibrante de las comunidades pastorales encuentra una representación vibrante, un nexo donde las tradiciones centenarias de equitación se fusionan a la perfección con el arte cotidiano del dominio del ganado, transmitido de generación en generación enclavado en el abrazo rústico de corazones vibrantes con la sinfonía de la vida.

Al embarcarse en el camino de la doma vaquera con garrocha, los jinetes forjan un puente vivo hacia épocas pasadas, abrazando el legado de los antepasados ​​que defendieron a sus compañeros equinos como confidentes vitales en esfuerzos que abarcaban el transporte, el pastoreo de ganado y el dominio expansivo de los paisajes históricos de los ranchos. A través de esta disciplina, una resonancia con ritmos primarios y vocaciones ancestrales resuena persistentemente, dando vida a tradiciones milenarias dentro de las esferas contemporáneas.

Anclado en el pintoresco Rancho San Miguel de La Guácima, un vibrante esfuerzo florece ardientemente para proteger y propagar la exquisita forma de arte de esta doma específica. A medida que las temporadas de cruceros anuncian exhibiciones radiantes de exhibiciones evocadoras, los espectadores se encuentran atrapados en la crónica visual de un linaje vibrante capturado con ardor reverencial.

Viaja con Eugenio García a través de sus historias visuales tejidas con dedicación y reverencia, donde cada captura te sumerge más profundamente en un mundo que resuena con la tradición, la maestría y la hermosa complejidad de la “doma vaquera con garrocha”. Sumérgete en un ballet a la vez eterno y trascendente, donde la danza primordial del hombre y el caballo se une en un retrato espectacular del arte y la riqueza cultural, un testimonio vivo de un legado inquebrantable, vibrante y resonante en el corazón palpitante de Costa Rica.

1. Doma vaquera con pértiga

2. Quintus montado por el jinete Juan Rodríguez

3. Tren de caballos españoles durante un espectáculo ecuestre en Rancho San Miguel

4. Domador y caballo español

5. El niño Thiago Ríos, prodigio de la doma, es escoltado por su padre durante un espectáculo ecuestre en Rancho San Miguel

6. Domador y caballo español

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Fotógrafo Eugenio García

Ha sido un fotógrafo independiente durante muchos años y gran parte de su trabajo se ha centrado en Ha estado tomando fotografías de arquitectura, eventos y productos. Su pasión por la fotografía comenzó a los 15 años cuando su padre le regaló su primera cámara. Posteriormente siguió la fotografía. cursos en la Universidad de Costa Rica y la escuela de cine ESRA en Francia. su personal Se realiza un trabajo artístico enfocado en los géneros de fotografía callejera (principalmente en negro y blanco) y fotografía de paisajes. Ha realizado varias exposiciones fotográficas individuales en lugares como el Teatro Nacional, la Sala Vip del Aeropuerto Juan Santamaría, o el Casa Presidencial. También ha participado en diversas exposiciones colectivas. Algunos de sus Las fotografías se han publicado en libros y periódicos.

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