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Las fotos son cortesía de José Gerardo Suárez Monge, autor de “San José: 280 años de historia”. Suárez es fotógrafo profesional y diseñador gráfico, licenciado en ingeniería eléctrica por el Tecnológico de Cartago, pero su pasión es recopilar y analizar fotografías históricas, tiene más de 14,000. Tiene seis libros a la venta, los cuales están disponibles en la Librería Lehmann y la librería de la Universidad de Costa Rica, o llamando al 7062-3086 o al 8794-7679. Facebook: Costa Rica Antigua e Inedita

El cantón de Santa Cruz remonta su historia a la llegada de la cultura Chorotega desde Mesoamérica entre los siglos VI y VII. La zona de Santa Cruz estaba controlada por el cacique Diriá. La gente era politeísta que adoraba a tres dioses primarios: Tipotani, Nenbithía y Nenguitamali.

Los chorotegas eran una cultura sofisticada con prácticas agrícolas bien desarrolladas. Cultivaron maíz, frijoles, calabazas, algodón, chile, tabaco y cacao, además de árboles frutales.

También perfeccionaron una técnica artística utilizando barro y piedra para realizar artículos domésticos y culturales como incensarios, piedras de moler y efigies de sus dioses.

El presidente Alfredo González Flores visita Santa Cruz en 1916.
Maquinaria utilizada en la construcción de la carretera a Santa Cruz en 1920.
Baile de 1916 en Santa Cruz en honor al presidente Alfredo González Flores.
La ciudad se reúne para la visita del presidente en 1916.

Todo cambió con la llegada de los españoles, aunque los chorotegas fueron grandes guerreros y lucharon ferozmente contra los invasores.

Un batallón de mujeres guerreras comandado por la guerrera Biriteca en realidad derrotó a los españoles en la batalla, pero en 1524 la era precolombina terminó cuando toda Costa Rica quedó bajo el dominio español. Los chorotegas no sobrevivieron a las nuevas enfermedades que trajeron los españoles y al trabajo forzoso al que fueron sometidos.

Existen varias leyendas sobre el origen del nombre de Santa Cruz (“Santa Cruz”). Durante la conquista española, la cruz llegó a ser vista como un arma sobrenatural, y luego sirvió como símbolo de la conversión de los nativos de la adoración de múltiples dioses a la veneración de uno solo.

En 1814, Doña Bernabela Ramos Sequeira, viuda de Blas Moraga, donó cuatro parcelas de terreno en lo que hoy es la ciudad de Santa Cruz. Según una historia, erigió una gran cruz de madera en el patio de su casa en una colina al oeste de la ciudad. Según los informes, la gente decía: "Vamos a Santa Cruz a celebrar la misa".

“Taxi” de Santa Cruz para la clase alta.
Iglesia de Santa Cruz 1905
Iglesia en Santa Cruz hoy
Entrada de Santa Cruz 1880. Nótese la lámpara de queroseno a la izquierda.