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Ah, el escurridizo Gallo costarricense, también conocido en el folklore local como “El Gallito de la Noche” o “El Gallo Pequeño del Ruido Interminable”. Si bien la mayoría de los gallos en todo el mundo tienen la decencia común de cantar al primer indicio del amanecer, la variante costarricense se adhiere al estilo de vida "Pura Vida" y canta cuando le place.

Verá, en la tierra de playas encantadoras, selvas exuberantes y café que puede encantar incluso a los madrugadores más gruñones, los gallos han cultivado el gusto por lo poco convencional. Un poco de jazz, una pizca de salsa, un toque de imprevisibilidad: esa es su receta secreta para una serenata interminable.

Si te embarcas en una búsqueda para encontrar a este gallo rebelde, prepárate para un viaje como ningún otro. Imagínate a Indiana Jones, pero en lugar de buscar un arca perdida, estás persiguiendo a un demonio emplumado con una inclinación por mantener despierto a todo el pueblo a horas intempestivas. Incluso puede que descubras que ha contratado a toda una orquesta de grillos, ranas y otros bichos nocturnos, todos ellos parte de su gran sinfonía.

Se dice que el Gallo de Costa Rica es un amante de la ironía y del timing. Justo cuando estás a punto de sumergirte en ese dulce sueño en el que ganaste la lotería y estás bebiendo una piña colada en una hamaca, él cantará un cuervo que podría despertar a un oso hibernando.

Se sabe que los agricultores locales consultan este fenómeno de canto en busca de asesoramiento agrícola. “¿Por qué molestarse con esas sofisticadas aplicaciones meteorológicas cuando tenemos al Señor Gallo?” dirán, riéndose de los turistas aturdidos a quienes les han robado el sueño.

Muchos han tratado de razonar con este gallo, ofreciéndole golosinas, dulces canciones de cuna o incluso un lugar en “Costa Rica's Got Talent”. Pero no, marcha (o mejor dicho, se pavonea) al ritmo de su propio tambor.

Si finalmente localizas a esta criatura mítica, recuerda acercarte a ella con precaución y respeto. Cualquier intento de sofocar su expresión creativa podría llevar a un enfrentamiento entre pueblos que duraría hasta bien entrada la noche, convirtiendo el sereno paisaje costarricense en un campo de batalla de caos melodioso.

Al final, tal vez sea mejor adoptar usted mismo la filosofía de “Pura Vida”. Deje que el canto inoportuno del gallo le recuerde que la vida es impredecible, vibrante y llena de sorpresas. Además, ¿quién necesita despertadores cuando tienes un gallo costarricense luchador y de espíritu libre para comenzar el día?

 

Ahora, si me disculpan, debo hacer las maletas y unirme a esta caprichosa búsqueda. El Gallo llama y siempre quise aprender salsa. ¡Pura vida!

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