Después de vivir aquí por más de tres años, esperaba con ansias este viaje para contemplar la belleza de esta región de Guanacaste, a través del aire. El girocóptero era azul como el cielo sobre nosotros. El piloto hizo la lista de verificación previa al vuelo y llamó por radio a la torre de control del área sobre nuestro despegue. Por el intercomunicador, dijo: "Estamos listos para irnos".

La última vez que estuve en un tipo de helicóptero fue en mis días en la Armada en la Estación Aérea Naval, Meridian, MS. Tuve la oportunidad de volar en el Huey (UH-1N) en varias ocasiones. Pero esta embarcación era pequeña y resbaladiza. Sin embargo, no había miedo, porque tenía plena confianza en las habilidades de nuestro piloto.

Despegamos y nos dirigimos hacia Brasilito. Vi Huacas, el centro de negocios, y luego CRIA (Academia Internacional de Costa Rica). Volamos sobre mi casa en el Village, luego sobre Reserva Conchal, los campos de golf y luego Brasilito. La propiedad de Mar Vista fue increíble de ver desde el aire. 

Por supuesto, volar sobre Playa Flamingo nos dio una gran vista de la nueva marina, los barcos anclados en la bahía, antes de regresar al sur a lo largo de la costa.

Se observaron mantarrayas junto con algunas tortugas. Los turistas levantaron la vista y saludaron cuando les devolvimos el saludo. Fue agradable ver las playas marrones de Brasilito, luego la intrusión de una roca en el agua antes de ver las hermosas conchas blancas de Playa Conchal.

Continuamos sobrevolando una amplia franja de playas camino a Playa Grande y luego a Tamarindo. Antes de terminar el recorrido, descendimos más abajo sobre el estero para ver si se podía ver algún cocodrilo. Hoy fue un “no”, pero no fue menos asombroso ver la belleza casi intacta de la topografía del agua, la tierra y la laguna.

Recomiendo encarecidamente que esta aventura se agregue a su lista de deseos. Es un nivel más alto de diversión y verá la belleza de Costa Rica desde una perspectiva totalmente diferente.

Marc Ostendorp: