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Las tradiciones navideñas de Costa Rica nunca se cansan: SAlgunas cosas nunca cambian en Navidad, mientras que otras lo hacen con el tiempo. De cualquier manera, las vacaciones de fin de año en Costa Rica — “fiestas de fin de año” —son una mezcla de costumbres en constante evolución. Ya sean originarios de aquí o adoptados de otros lugares con un toque Tico, todos son parte integral de la identidad nacional del país. Las generaciones pasadas y presentes de lugareños han celebrado la temporada con un estilo distintivamente propio. Los visitantes y los recién llegados que no están familiarizados nunca deben perder la oportunidad de descubrir la magia de la Navidad en Costa Rica y experimentarla por sí mismos.

Generaciones pasadas y presentes
de los lugareños han celebrado la temporada
en un estilo claramente propio.

La herencia de fe predominantemente católica romana de la población se refleja en la mayor cantidad de días festivos anuales: "dia de los santos”— que aparece en los calendarios costarricenses en comparación con muchas otras partes del mundo. Que el simbolismo religioso conserve un lugar en la cultura dominante de la Navidad no es sorprendente, ni tampoco lo es la importancia relativa de la temporada como un día festivo digno de celebración. Nada de esto quiere decir que los elementos sagrados y seculares se excluyen mutuamente de ninguna manera, lo que sugiere que es una época del año seria y solemne.

Como se señaló en el artículo de portada de ACE de este número de Howler, las "fiestas" tienen un significado simbólico religioso, a pesar de la noción generalizada de ser sinónimo de "tiempo de fiesta". Lo que las fiestas de fin de año de Costa Rica tienen en común con sus contrapartes casi universalmente es la reunión de familias de cerca y de lejos para divertirse siendo festivas. Las vacaciones escolares y laborales contribuyen al espíritu optimista.

Desde deslumbrantes exhibiciones de luces y palmeras ornamentadas hasta el legado de los auténticos tamales ticos y brindar por los amigos con una taza de “Rompope” (similar al ponche de huevo), es un momento para las tradiciones que nunca se vuelven tediosas. Las innovaciones modernas y las consideraciones prácticas o de seguridad pueden cambiar algunas de las formas en que las personas celebran, pero nunca su intención o propósito.

Una adaptación sin nieve (y sin trineo) del tobogán llegó a Costa Rica desde el hemisferio norte en algún momento de la historia. Esta atracción de San José Plaza Viquez se representa en 1955.

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